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domingo, 12 de julio de 2015

CONQUISTA DE TENERIFE



LA CONQUISTA DE TENERIFE (PRIMERA PARTE)

Se dice que la historia la escriben los vencedores, casi siempre con omisiones latentes, inventos sutiles, embustes y exageraciones. La conquista de Tenerife (Achinech) no está exenta de ninguna.
Cuando un historiador pretende escribir sobre Canarias lo hace con la perspectiva de ser un pueblo troglodita, anclado en un pasado remoto y morando en cavernas. Nada de eso es cierto pero el tema daría para un artículo aparte.
Los castellanos han demostrado un desprecio absoluto hacia el guanche, miedo a su bravura y venganza patológica. No disponemos de datos fiables de nombres y genealogías.
Generalmente los autores de historia parecen posicionarse en ambas partes, sin embargo releyendo los textos se encuentran detalles que inclinan la balanza.
Es necesario resaltar que la conquista de Canarias dura noventa y seis años, mucho más que la americana, se sufrieron diversas invasiones que  engaños, traiciones, venenos, enfermedades desconocidas, etc. no son ajenos.
La acción de los misioneros cristianos precedió siempre a los castellanos, es la vanguardia, la avanzadilla, tanto en América como en Filipinas y Canarias, es la siembra de la semilla del miedo.
El conquistador invade, roba, mata y se queda el botín que luego vende, cede o reparte.
Clemente VI se encarga, sin autorización divina, de erigir en reino todo el archipiélago y nombra príncipe sobre los infieles atlánticos. Se inicia una cruzada “evangelizadora” a sangre y fuego. En 1477 la bula papal permite a los invasores que los isleños que no se quieran convertir fueran forzados por las armas. Aparecen imágenes virginales en todas las islas sin excepción.
Canarias sufren invasiones francesas, portuguesas y españolas principalmente.
Para justificar, poéticamente, el supuesto mestizaje, se escoge un valiente extranjero unido a una bella nativa, nunca al revés.
Lo que solemos leer en los textos históricos son manuscritos producto de sucesivas copias que se van deformando paulatinamente de forma interesada. Los castellanos en América recogen infinidad de documentos que explican los linajes y las historias de estos pueblos con abundante detalles de nombres, en Canarias nada de esto sucede.
Los invasores daban por hecho que un documento que ellos mismos redactaban, daba las garantías necesarias de posesión y dominio con el supuesto beneplácito de los naturales que nada entendían.
Los invasores extranjeros capturaban predominantemente mujeres y niños para intimidar a la población. También es considerable la exageración en la talla del guanche, es comprensible, pues luchar con gigantes se considera heroico.
Considerar que a diferencia de otras tierras invadidas, Canarias sufrió diversas invasiones y asaltos realizados por contingentes militares profesionales.
Algunos autores sostienen que la labor de la iglesia era lenta para los fines conquistadores.
Con el apresamiento en Gran Canaria de Artemi Semidan, Guanarteme de Galdar mientras dormía se pierde el último bastión, este se ve forzado a pactar, no olvidemos que secuestran a mujeres y niños para tal fin.
Reconocidos historiadores relatan con justificación las andanzas de los invasores esgrimiendo que todo era plausible contra los “infieles”. Si se estudia con detenimiento a los autores que se consideran “nuestros”, nos damos cuenta de la tesis que defienden con parcialidad absoluta.
Es sintomático observar cómo, al tiempo que algún historiador resalta las característica que adornan en demasía al conquistador, pasan por alto aspectos significativos sociales, políticos, etc. de los nativo.  Desde la óptica del conquistador y valga el ejemplo, las características personales que confieren a Alonso de Lugo los mismos autores lo señalan como; mal estratega, ambicioso en exceso, inquieto, rebelde, hábil, mañoso, interesado, sin escrúpulos, arbitrario, despótico, devoto, traidor, esclavista, desleal, amoral, conspirador, saqueador, ladrón. Algún historiador que leemos lo llama asimismo “nuestro héroe”.
Finalizada la conquista de Gran Canaria y La Palma, estas se convierten en plataforma para el asalto a Tenerife, duraría casi dos años luego de sucesivas oleadas asaltantes.
Tenerife resistió muchos asaltos pero los de Lugo poseían la mejor flota y el mejor armamento de la época.
Año 1494. Mil quinientos soldados, lanceros y ballesteros, cien caballos, de Gran Canaria cuatrocientos soldados y sesenta de a caballo, un total de mil novecientos soldados bien pertrechados y ciento sesenta caballos, animales que el guanche no conocía. Está reseñado el envío de artillería.
Tenerife se había dividido en bandos, los del sur de paces, los del norte como bando de guerra. La iglesia había hecho excelente trabajo en los menceyatos del sur de la isla.
La invasión tuvo lugar a primeros de Mayo, comienzo de la primavera, y constaba de treinta barcos y más de dos mil soldados profesionales.
Los extranjeros parten de Añaza, actual Santa Cruz, acampan cerca de Aguere, hoy La Laguna. Se cuenta que el conquistador tuvo un encuentro con el Mencey Bencomo.
Sibilinamente el extranjero promete con la rendición guanche acogerse al reino invasor como súbdito y convertirse al cristianismo. El Mencey contesta que no sabe lo que es el cristianismo y que ha nacido libre y no acepta vasallaje. Con gran dignidad Bencomo dijo que si había de ser provocado no habría de huir.
Los guanches no plantearon guerra de guerrilla, altivos y valientes plantaron cara de frente. La batalla tiene lugar en Acentejo.
Los castellanos habían apañado gran número de ganado, un silbo revuelve a los animales y los guanches caen en tromba sobre el enemigo. El lugar fragoso favorece a los nativos, los caballos no son operativos, después de horas de lucha el enemigo es vencido.
El de Lugo cambia su casaca roja con uno de los suyos para no ser reconocido, había recibido una buena pedrada en la boca, huye cobardemente del lugar.
Los historiadores cifran en mil doscientos noventa (1290) los invasores muertos en el campo de batalla. Del número de guanches caídos no se sabe nada, son ellos los que escriben y no les parece interesante.

Desgraciadamente los invasores volverían más tarde a la carga con una nueva invasión.