Conoces la Historia de Canarias ?

domingo, 6 de febrero de 2011

CONQUISTA DE GRAN CANARIA


A todos los seres humanos nos mueve un incentivo, un interés; estos son poder, riqueza, religión y creencias, sexo, territorio, etc.

La historia de Europa nos muestra, desde la antigüedad, a diferentes países, pequeños y grandes, en guerra perpetua, matándose mutuamente, motivados por alguno o varios de éstos malévolos intereses. En ocasiones estas luchas tienen lugar entre amigo y parientes, son las guerras intestinas, llevadas muchas veces por bajas pasiones. Cuando el nefasto hígado se impone con fuerza, acuden en busca de otros pueblos a quién someter, llevan por delante el estandarte de la religión, pasaporte “legal” para matar, robar y esclavizar, acabar con la barbarie e imponer su barbarie propia.

Los llamados cronistas, interesados grandemente en enaltecer el supuesto valor y fuerza de los propios, exagera y miente, generalmente creando en la imaginación grandes contingentes de enemigos, a quién vencer con reducidas fuerzas.

Las armas que en el caso que nos ocupa fueron utilizadas para la conquista son: espadas, puñales, guadañas, cuchillos, ballestas, rudimentarios fusiles, corazas, escudos, amén de caballos.

Los aborígenes canarios no conocían el metal, así como el caballo.

Conquista de Gran Canaria

Se dice que un grupo de mallorquines arribaron, para comerciar, a Gran Canaria y que fueron los que introdujeron la higuera en las islas en 1344, años antes de la conquista de la isla.

Ocupadas ya Lanzarote y Fuerteventura, resuenan algunos nombres de triste memoria, son importunadas también La Gomera y El Hierro. Algunos de éstos nombres son: Los Peraza, Las Casas, Bethencourt, Herrera, etc.

Reseñar que a Canarias llegan ejercitos profesionales en contraposición a los que van a América que son bandoleros y asesinos depues de liberarlos de las cárceles para la conquista americana.

Cuando éstos personajes tocaban tierra, ofreciendo fe y amistad fingida, tomaban posesión de la misma rodando piedras y arrancando hierbas, que era su costumbre, un notario hacia escritura de propiedad y los testigos que ellos mismos transportaban, quedaban “por milagro” dueños del terruño. Un robo “legalizado” según sus reglas. La carta de presentación de todo forajido es la promesa de amistad y el engaño hábilmente enhebrado.

Diego de Silva, portugués, que había casado con una Ayala, hija de los Herrera y Peraza, quiso conquistar la isla y fue apresado con los suyos, luego puesto en libertad, no retornaría jamás. Hoy, la Cuesta de Silva lleva su nombre.

Gran Canaria estaba, para la época en que llegan los castellanos, dividida en dos reinos. Telde regida por un Guanarteme y Galdar por otro.

El Guanarteme de Telde -Bentagoyhe- había muerto recientemente y sin esperar a la legitima sucesión, se levanta en armas un valiente guerrero de su bando llamado Doramas, todos le siguieron. El Guanarteme de Galdar, tío del sucesor al trono, por ser menor, se lo llevó consigo.

Entre tanto, los reyes castellanos obligan a Diego de Herrera a venderles las islas de Fuerteventura y Lanzarote, éstos toman también, la decisión de hacerse dueños de las islas aún por conquistar, Gran Canaria, La Palma y Tenerife, vender la piel sin matar al tigre.

Esta gente venida de fuera a importunar a sus habitantes legítimos, dijeron entre otras barbaridades, que el nombre de Canaria se debía a que éstos comían carne de perro, cosa no demostrada por la arqueología, lo que si está demostrado es que ellos comían ratas. Hoy todos sabemos que el nombre le viene dado por un pueblo del Atlas africano llamado Canarii.

Cuando los extranjeros deciden conquistar Gran Canaria, envían a un tal Juan Rejón, a quién acompañaba, como era costumbre, un cura de nombre Juan Bermúdez, asesino consumado, deán de Lanzarote y como lugarteniente a Alonso Jaimes Sotomayor. Cuentan que traía seiscientos soldados y mas de treinta caballos, animal que, como dijimos, los aborígenes no conocían.

Los castellanos que cuentan estas y otras historias suyas, hablan siempre de las escasas fuerzas invasoras, para enaltecerlos, frente al numeroso contingente indígena, pero conocidas las patrañas y embustes nadie les cree.

Rejón se asienta en Guiniguada , al parecer en los restos de una torre que habría fortificado anteriormente Diego de Herrera.

Había muerto el Guanarteme de Telde y tenia el mando el fuerte Doramas. Rejón llegó con la historia aprendida, que se hicieran cristianos, amigos y obedecieran a su rey. Los canarios rechazaron las falsa promesa y les dieron asalto un día por la mañana.

El jefe de los de a caballo era el cura Bermúdez, jefe de la infantería el nefasto Alonso de Lugo. En esta batalla fue preso Adargoma, jefe indígena y los canarios se retiraron por temor a los caballos.

Los castellanos se atrincheraron en la torre y salían de vez en cuando a robar ganado a Telde y Tamaraceite, traían algunos cautivos.

Castellanos y portugueses se disputaban la posesión de las islas y luchaban entre ellos, en medio los canarios, los auténticos perjudicados.

Después de la batalla de Guiniguada , tomaron temor al terreno llano por miedo a los caballos, los castellanos acaban de construir la torre del real de las palmas, pasaron necesidades y se mantenían con el robo de ganado y el auxilio que esporádicamente les llegaba de Lanzarote y Fuerteventura.

El cura Bermúdez se querella con Rejón y se queja a los reyes debido a la tregua que éste había hecho con los canarios, el cura quería acabar con todos a sangre y fuego. Como resultado de la queja envían a un tal Pedro de Algaba.

Rejón se dirige a Lanzarote en busca de auxilio militar y bastimentos pero la enemistad entre ambos lo hace salir deprisa y vuelve a Gran Canaria. Mientra el rencoroso cura y Algaba se compinchan en contra de Rejón. Algaba apresa a Rejón, Jaimes trata de liberarlo, para finalmente ser llevado preso a Castilla.

Algaba y Bermúdez dan una batida contra el Guanarteme de Galdar y Doramas.

Entre tanto Rejón se queja a sus reyes y le permiten el regreso a Gran Canaria. En la torre se reúnen todos los cabecillas de la invasión; Bermúdez, Jaimes, Cabitos, recientemente enviado, Lugo, etc., todo un buen manojo de salteadores de caminos. Un grupo de ellos va en seguimiento de los canarios en Tirajana y salen mal parados.

Rejón había intentado apresar a Algaba, vuelve a castilla y nuevamente regresa a Gran Canaria, desembarca de noche y ayudado de algunos amigos apresa a Algaba y Bermúdez, le hacen simulacro de juicio y es ejecutado Algaba, Bermúdez fue llevado a Lanzarote. Los cristianos se matan entre sí como perros rabiosos.

De la última revuelta los canarios habían hecho prisioneros a un grupo considerable de bandidos. La madre de un importante personaje indígena intercede por ellos y son puestos en libertad. ¡Cuantos errores en nombre del honor.!

Por este tiempo llega otro indeseable a Gran Canaria, Pedro de Vera, asesino patológico como demostrará su historia, era el año 1480. Los hijos de éste en acuerdo con los suyos apresa a Rejón y a Cabitos y los envía presos.

El primer encuentro de éste indeseable lo tuvo con el valiente Doramas. Un segundón quiso enfrentarse con el valiente canario y perdió la vida de inmediato, de Vera enfurecido lanceo a Doramas desde un caballo hiriéndolo en un muslo y apresándolo. Algunos canarios fueron embarcados con engaño hacia castilla, cuando se dieron cuenta de la estratagema se revelaron y fueron desembarcados en Lanzarote.

El tiempo transcurre entre escaramuzas de uno y otro bando, mueren algunos canarios por tácticas inadecuadas.

Rejón regresa una vez mas a Gran Canaria pero no desembarca por orden del de Vera. Se va a La Paloma, el mal tiempo lo desvía a La Gomera. Hernán Peraza lo llama pero Rejón temiendo una encerrona rehúsa reunirse con él, Peraza envía a los suyos, hay pelea y muere Rejón.

A Peraza se le hace seguimiento por la muerte de Rejón, finalmente es puesto en libertad y obligado a casarse con una “dama” de la corte de cuerpo alegre, una cortesana alborotadora de colchones y almohadas que había que alejar urgentemente de la corte. Sin embargo los gomeros fueron reprimidos y obligado a luchar en la conquista.

Pedro de Vera, acantonado en Las Palmas y Alonso de Lugo en Agaete, ambos hacían la guerra a los canarios, éste último recibe la ayuda de Peraza y los gomeros enviados.

Cierto día y en combinación, salieron ambos grupos en persecución de los canarios, los de Lugo luego de algunos enfrentamientos llegaron a Agaete aún de madrugada, haciendo prisionero al Guanarteme de Galdar que dormía en ese momento junto con los suyos. Tenesor Semidan, que es su nombre, es llevado a castilla con cuatro miembros principales de su corte.

Cuentan que fue bautizado con el nombre de su padrino y pasó a llamarse Fernando. Admirado de lo que vio se deshizo en elogios hacia sus raptores. En adelante su embajada seria fatal para el final de la conquista.

Pedro de Vera recibe refuerzos de una organización llamada “La santa hermandad” y envalentonado arremete nuevamente contra los canarios. Venia con ellos el nuevo bautizado, Guanarteme de Galdar, quién parlamenta con los suyos y les pide que se rindan a los castellanos, un gran grupo disidente huye y lo llama traidor.

En ésta nueva razzia fueron perseguidos, acosados, matados, robados, capturados, hombres, mujeres y niños.

En adelante tomarían la lucha por la libertad el valiente Tasarte y el hijo del Guanarteme de Telde, se refugian en Ventagay, después de muchos días de hambre y frío en las cumbres, acosados por todos los frentes fueron vencidos.

Tasarte refugiado con los suyos en una alta fortaleza natural y atacado nuevamente fue sermoneado por el Guanarteme de Galdar. Faican que era tío del Guanarteme se rinde, no así Tasarte que al grito de ¡Atistirma!

se lanza al vacío con algunos de los suyos.

El último reducto de canarios fue un lugar llamado Tirajana, se dice que quedaban muchos hombres de pelea, mas de mil mujeres y niños de todas las edades, finalmente y por medio las palabras del Guanarteme, se rindieron.

El hijo del Guanarteme de Telde, perdida toda esperanza, se desrisca con el Faican y algunas mujeres indómitas. Con los rendidos iba Guayarmina, hija del anterior Guanarteme, portadora de la sangre real.

1483 simboliza el final de la conquista de Gran Canaria, Guayarmina Tenesoya seria bautizada como Catalina, la isla seria repartida y los canarios divididos.