Luego
de concertada la Paz de Los Realejos en 1496, los Guanches de los
bandos de guerra sufrirían esclavitud, miseria y desprecio, aún en
la población infantil y femenina. Mas tarde los llamados bandos de
Paces también conocerían los estragos de la traición. Alonso de
Lugo inventa, por razones económicas, las persecuciones
calificándolo de “segunda guerra”, un ardid para perpetuar sus
fechorías.
El
desprecio que los españoles han demostrado hacia los canarios queda
patente en el desconocimiento absoluto que tenemos del nombre de los
Menceyes, así como su destino final. Del único que se tiene certeza
es del llamado Don Diego de Adeje, que sufriría en carne propia
cárcel y maltrato, e incluso la violación de una de sus hijas.
No
conocemos absolutamente nada del Mencey de Güimar, el primer y mas
firme aliado de los castellanos. Suponemos según describe Maria Rosa
Alonso, que fue el Mencey “regalado”, cual ganado, al embajador
de Venecia.
Es
patente que la religión católica trastocó y transformó la vida
social de los Guanches en detrimento de los mismos, se consolidó el
sincretismo espiritual hasta hoy. En adelante la iglesia dominaría
el devenir de la Historia de las islas.
En el
reparto de la tierra aparece en la escena de Canarias un prestamista
y banquero genovés del que es deudor el de Lugo, recibe propiedades
en Garachico y una incalculable extensión de terreno en la comarca
de Adeje.
El
siniestro personaje es Cristóbal de Ponte que recibió ingentes
cantidades de tierra e instituyó como señorío al margen de los
castellanos. Este ejerce su propia ley de “horca y cuchillo”.
El
médico chasnero Bethencourt Afonso es el que recata de la memoria
colectiva a Ichasagua, el Mencey líder de los Alzados Guanches.
La
vergonzosa es injustificada actitud del de Lugo hacia sus aliados
guanches de los Menceyatos de Adeje, Abona, Güimar y Anaga hizo que
los bandos de paces sufrieran el acoso y cautiverio en hombres,
mujeres y niños de dichos bandos.
Así
en 1502 surge la figura del guerrero Ichasagua, un noble Guanche que
no se acogió a la Paz de Los Realejos.
El de
Lugo trató de sofocar la rebelión Guanche y tras varios meses se
retiró derrotado.
El
hijo de Don Diego de Adeje, Don Pedro, que se hallaba preso, fue
liberado para parlamentar con Ichasagua. Hoy el lugar de Abona es
conocido como “El Parlamento”. A Don Pedro de Adeje le
acompañaban Fernando Tacoronte y otros nobles.
En
esa época el Cabildo hace mención de la gran cantidad de Guanches
alzados que campan y se refugian en la zona, fuera del control de
los europeos.
Ichasagua
tras oir la propuesta de rendición que le hacia el hijo de su
antiguo Mencey, bajo las mismas condiciones del Tratado de Los
Realejos, sin responder al saludo, recorrió con la mirada a sus
interlocutores tratando de adivinar su pensamiento, sacó un puñal
que llevaba en el cinturón y se lo hundió en el pecho. De tan
triste modo murió el último Mencey, sus seguidores se alzaron a los
montes para continuar la lucha.
De la
existencia de Ichasagua da cuenta un libro que poseía una familia de
Vilaflor escrito por un nieto del famoso Mencey Bencomo en el que se
relata la Historia del Pueblo Guanche desde la perspectiva del
vencido. Un documento de 1602 en que se menciona el “Llano del
Mencey Ichasagua” prueba la existencia histórica del último
Mencey.
El
Mencey Ichasagua dejó amplia descendencia, así como Don Diego de
Adeje que también legó larga descendencia, algunos de los cuales
son localizados en América del Norte y del Sur.
La
casa fuerte de Adeje es creada en 1555 con un régimen señorial
único en Tenerife. A partir de entonces Cristóbal de Ponte y sus
descendientes se dedican a la agricultura y el comercio, muchas veces
de manera ilegal, al mercado de esclavos y a la trata de negros como
mano de obra. También la iglesia católica es poseedora de esclavos
propios.
Toda
la comarca de Adeje padecerá esclavitud, hambre y miseria sin cuento
hasta que el señorío fue aniquilado. El régimen feudal fue abolido
en 1811.
1 comentario:
¡Qué gran entrada! ¡Gracias!
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